Dancer.

Aquel hijo de puta estaba fuera de sí,

no paraba de vociferar acerca de cosas de las que yo poco sabía (por no decir nada), mientras bailaba desnudo con un hacha en las manos y giraba sobre si mismo cortando y partiendo todo lo que quedaba a su alcance. Su discurso parecía sufrir interferencias, desvíos inconexos de temática mezclados con la melodía de una canción de rock'n'roll.

La policía llegó en submarino. El tipo del hacha y yo nos encontrábamos en la undécima planta del hotel .Pretendían acceder al edificio por las alcantarillas y luego ascender en una especie de taladro que atravesaría todos los pisos hasta llegar a nosotros. Se había sugerido usar la entrada y el ascensor, pero se desechó por razones obvias.

Del suelo del pasillo salió rugiendo algo que parecía una cápsula espacial con un sacacorchos adosado. Aquel psicópata seguía con su demencial baile. Del interior de la nave comenzaron a salir en fila india hasta diez agentes. Todos fueron decapitados en orden de llegada. Parecía que lo que realmente le molestaba era que se le acercaran. Decidí que no tenía motivo alguno para seguir allí


-¿Te importa que me marche?

-YEAHYEAHNOBERLINONFIREFEELS NICE IN THE RADIOTOTHE uuh DANCEPOWERIST...

-Vale.

Salí del edificio y atravesé el cerco policial. Los curiosos se apretaban contra las rejas electrificadas y la calle tenía un agradable olor a carne a la brasa. Miré al cielo. Era de un azul vivo y maravilloso. Encendí un cigarillo y caminé calle abajo.


Esto fue hace muchos años,

pero creo que ese hombre aun sigue bailando.