El Silencio.

A veces buscamos respuestas en el ruido.
Le gritamos preguntando lo que queremos saber, y nuestras intenciones se disuelven entre vibraciones atonales.
La respuesta y la pregunta pasan a ser cualquier cosa menos la verdad.

Las imágenes se solapan en un collage sin forma, en el que alguien ha usado demasiada cola,
y proyectamos 24 recuerdos dispares por segundo sobre una pared púrpura.

Pero.

Se detiene el proceso.
Se callan los sonidos.
La pared no recibe la luz del proyector.
Ya no habla el público.

Entonces, a través de la ventana abierta de par en par, se puede contemplar la insoportable y gloriosa paz de limitarse a existir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario