VI: L'Amovrevx

El hombre del tiempo y la mujer del anuncio de detergente han quedado para cenar en un restaurante de Torremolinos. Son gente de la tele: ni guapa ni fea. Los dos prefieren la ensalada como entrante, y por la cristalera van viendo atardecer en rosa y violeta, el mar, las gaviotas, una mitad de la luna. Mientras comen, él dice que el amor es un cuervo que se rompe las alas contra el cielo. Ella que enamorarse es como mirar al sol. También comentan la sopa de cangrejo, alaban al cocinero y se sonríen mutuamente. El hombre del tiempo y la mujer del anuncio de detergente están liados. Hace varios meses que se conocieron en un culto satánico de adoradores de Seth, al cual ambos pertenecen. Fue un flechazo. Los dos acudían regularmente a las misas negras, en las que se pisotean hostias y se recitan pasajes satánicos o poemas de Baudelaire, y ocasionalmente a la violación de sepulturas del cementerio de Torremolinos, ceremonias vudú y banquetes de sangre de animales mezclada con drogas. También han superado ya varias pruebas de fidelidad que consistieron en rituales necrofílicos y necrofágicos.
...-Lo malo es lo de las películas -dice siempre el hombre del tiempo. Le aterrorizaría dejar la secta por miedo a que se divulgasen las grabaciones en las que aparece participando en varias orgías sado-satánicas. Sería el fin de su carrera. Cuando acaban de comer los dos utilizan sus servilletas. Como el hombre del tiempo había predicho que habría cielos despejados para esa noche, dar un paseo por la playa a la luz de la luna tras la cena les parece una idea estupenda. Pasean, se besan y hacen el amor sobre la arena. Las olas mojan sus pies descalzos. Es verano y sopla una brisa casi etérea.

2 comentarios:

  1. Me siento todo arropado y tibio por dentro. Como una camada de gaticos frente a la estufa espolvoreados con canela.

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