Los Inhabitables

Acordamos ser dioses dinosaurios en nuestra propia extinción.
Gobernábamos el cemento y amábamos el viento en los sables; tejíamos nuestra realidad a arañazos.
De repente nuestros cuerpos eran toneladas de aire en aquel estado de sombra y sentimos desprecio por cualquier forma de retorno a uno mismo.
Nos llamaron indigentes
porque desenterrábamos monedas y buscábamos cajones en la basura.
Quisimos explicárselo con cerillas. Nos llamaron imprudentes.
Nos escribieron a martillazos en la pared de la iglesia.
Nos bautizaron con soles apagados.
Nada ni nadie nos volvería a crear jamás.

2 comentarios:

  1. Te lo resumo:

    Acabo de leer esto y lo primero que he pensado ha sido: "Hijo de pu..."

    La próxima ronda de mamadas, la pago yo.

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  2. Lo mismo. Punto por punto lo mismo.

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