Edipo Rey

Retorcido sobre el suelo del apartamento como una caja de cartón pisoteada el joven Edipo se abraza el abdomen con las pantorrillas. Desde el comienzo su vida fue una broma telefónica de mal gusto, su muerte fue un estornudo de esos que se hacen de rogar; su cadáver ni siquiera apesta cuando la chacha de los lunes entra sin llamar y deja caer su Nokia pasado de moda que se desmiembra en tres piezas contra el suelo. Edipo hacía yoga. Alguien pregunta por Juana desde lo que queda de móvil, que si está ahí (que más bien no). Juana es de esas mujeres que rompe a reír cuando está muy nerviosa, no lo puede evitar, y eso la pone aun más nerviosa. La persona al otro lado de la línea cuelga y vuelve a llamar. El móvil es polifónico. Lo voy a titular Lunes de mierda.

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