Llueve.

Alguien se ríe como un cuervo-bomba en la plaza. Un coro de palomas ebrias le secunda. Gritos baratos por un megáfono. Son mentiras, lo dice mi intuición femenina, que últimamente se ha entregado a la botella. No queda café. Llueve.

Calle que suda más mierda, sangre y dinero de la que la tormenta puede limpiar. Ya la conozco, la recorro clavándole los talones que con dolor y artritis pagan por mis pecados.

Mal día para bailar el swing.

Caras grispurpureoceniza que miran hacia fuera de si mismas, nada de espejos, no, nada de miradas sinceras. -¡Guadalupe, calla al cabrón de nuestro hijo! Vecina loca pone otro reactor nuclear. Aprieta el aceite ,me hierven los oídos.

Fortaleza de flash-souvenir-laputaduodecimamaravilladelmundo.com. Disfrútenlo como una mamada a su cerebelo. Ah, y salgan por la tienda de regalos.

-Perdone buen hombre ¿Tiene fuego?

-Acabo de matar a mi esposa, joven, he gastado mi última cerilla.

(Llueve).

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