Palíndromo

Se ha sugerido que David Rockefeller sea fusilado en este poema. Veamos que opina su abogado:

Vaya usted a saber qué manzana podrida nos caerá ahora o a cuál de las pocas cometas que nos quedan en el aire partirá ahora un rayo; cuánta prostitución hipotecada será necesaria, vaya usted a saber, estimado transeúnte; pero una cosa le habrá sin duda quedado a usted clara y es que el yoyó de la miseria no es un artilugio kármico colgando del dedo de dios ni tan siquiera una raíz podrida debajo del árbol genealógico de la banca americana, sino un perverso e inflamado juguete genital de diseño fálico mal lubricado a tres velocidades hecho a base de caucho de petróleo y mala leche. Y hay que aguantarse; eso es lo que hay. Poner el culo y aguantarse.


Cuánta razón. Todos somos David Rockefeller.

Papá, trae el fusil.

1 comentario: